Las
virtudes teologales son aquellas virtudes que se refieren directamente a Dios.
Disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad. Tienen
como origen, motivo y objeto a Dios Uno y Trino. Las virtudes teologales son
infundidas por Dios en el alma de los fieles para hacerlos capaces de obrar como
hijos suyos y merecer la vida eterna. Son la garantía de la presencia y la
acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano. Tres son las
virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad (cf 1 Co 13,
13).
La
fe
La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la verdad misma.
El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella sino también profesarla, testimoniarla con firmeza y difundirla.
La esperanza
La esperanza es la virtud teologal
por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad
nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no
en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.
La virtud de la esperanza
corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de toda
persona; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las
purifica para ordenarlas al Reino de los cielos; protege del desaliento;
sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera de la
bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y
conduce a la dicha de la caridad.
La caridad
La caridad es la virtud teologal
por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo
como a nosotros mismos por amor de Dios.
El apóstol san Pablo ofrece una
descripción incomparable de la caridad: «La caridad es paciente, es servicial;
la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no
busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la
injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo
espera. Todo lo soporta» (1 Co 13,
4-7).
Si no tengo caridad —dice también
el apóstol— “nada soy...”. Y todo lo que es
privilegio, servicio, virtud misma... si no tengo caridad, “nada me aprovecha”
(1 Co 13, 1-4). La caridad es superior a todas las virtudes. Es la
primera de las virtudes teologales: “Ahora subsisten la fe, la esperanza y la
caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad” (1
Co 13,13).
Tomado del Catecismo de la Iglesia Católica, números 1812, 1813, 1814, 1816, 1817, 1818, 1822, 1825 y 1826.
Tomado del Catecismo de la Iglesia Católica, números 1812, 1813, 1814, 1816, 1817, 1818, 1822, 1825 y 1826.
Fuente: dibujosparacatequesis
Fuente: http://www.guiainfantil.com
hermosa actividad
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